En las últimas décadas, la sostenibilidad del ecosistema de la dehesa ha sido amenazada debido a los efectos combinados del incremento del factor humano (sobreexplotación de la madera, sobrepastoreo, introducción de patógenos) e impulsada por el clima (la escasez de precipitaciones, las altas temperaturas, emergencia de patógenos). La desestabilización de algunos de los elementos de la dehesa (la base del sistema de producción del cerdo ibérico), conlleva importantes daños para el ecosistema, y por consiguiente la no sostenibilidad de este. Entre los problemas más ampliamente reconocidos de la dehesa destaca la ausencia de regeneración natural, que conlleva un envejecimiento del arbolado, debido al incremento de las cargas ganaderas, al aumento de los periodos de estancia de los animales en las fincas y a un manejo inadecuado. Es necesaria una actuación determinante para evitar una pérdida masiva del arbolado.
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