“Sin sanidad y sin intendencia no hay ejército. Esta verdad incontrovertible se ha confirmado una vez más en las pasadas operaciones […]”. La primera gran ofensiva efectuada por la República fue la batalla de Brunete, de forma que su planificación logística constituyó un desafío para el Ejército Popular, pues no solo las operaciones ofensivas son más complejas y exigen más medios que las defensivas, sino que la zona elegida presentaba dificultades de acceso añadidas. La maniobra se preparó meticulosamente y en secreto, y resultó un claro éxito que la concentración de tantos medios pasase en buena parte desapercibida. Pero la deriva hacia una larga batalla de desgaste, la rápida y contundente reacción enemiga y las condiciones extremas de la lucha terminaron por agotar los medios humanos y materiales aportados.
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