Los jóvenes pisan cada vez más fuerte, dentro y fuera de nuestro país, para demandar un planeta más saludable, más limpio, más justo y más bello, tanto para las personas como para el resto de seres vivos. Por eso, por primera vez en la historia, hacen huelgas climáticas, se echan a la calle y se posicionan frente a los “Parlamentos”. Desde allí lanzan mensajes –más bien parecen sentencias- capaces de petrificar a cualquier civilización. Piden a gritos, con impotencia, justicia climática y pasar a la acción. ¿Hay alguien ahí para escucharlos?
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados