El uso de modelos mixtos se ha extendido recientemente en muy diversas disciplinas en biología, entre las que se encuentran los estudios en ecología del comportamiento [1–3]. Tanto es así que podría decirse que están de moda (sí, esto también sucede en ciencia), y es altamente probable, lector, que un colega te haya sugerido que los emplees en tu trabajo o que lo acabe haciendo un revisor del último artículo que has enviado a cualquier revis� ta. Mi intención con estas líneas es ayudar a entender qué son, para qué sirven y cómo funcionan. Para ello, primero describiré el contexto general en el que aparecen y después elaboraré un caso de estudio que ilustrará el proceso de construcción e interpretación de estos modelos. Centraré la exposición en los modelos mixtos lineales para variables de distribución normal que, no obstante, pueden servir para entender su generalización a situaciones en las que las variables siguen otro tipo de distribución como la de Poisson o la binomial (pero esa es ya otra historia).
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