Ayuda
Ir al contenido

Dialnet


Resumen de Financiación del desarrollo y Agenda 2030

José Antonio Alonso

  • Es difícil saber con precisión cuántos recursos se necesitan para hacer realidad los ODS. Sí se sabe que exige esfuerzos mayúsculos en todos los ámbitos: público, privado, nacional y global.

    La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible constituye la más completa y ambiciosa relación de propósitos promovida por Naciones Unidas. Su ambición es acorde con la magnitud de los desafíos que plantea el desarrollo en un mundo interdependiente, complejo y cambiante. En uno de sus rasgos más distintivos, la Agenda 2030 convoca a todos los países, ricos y pobres, a un esfuerzo transformador para transitar hacia estrategias de desarrollo incluyentes y sostenibles, tanto a escala nacional como internacional. No es, por tanto, una agenda de cooperación al desarrollo, sino una agenda para el conjunto de la acción pública, que implica a los gobiernos (cualquiera que sea el nivel en el que operen) y al conjunto de los actores sociales.

    Por su amplia cobertura y la ambición de sus objetivos, la Agenda demanda una movilización de recursos sin precedentes. La ayuda internacional, por importante que sea su contribución, no sería capaz de cubrir por sí sola las necesidades que imponen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Es necesario apelar a una gama más amplia de recursos de fuentes diversas. El grupo de instituciones financieras multilaterales de desarrollo, bajo el liderazgo del Banco Mundial, elaboró un documento sobre este asunto, titulado con una expresión que hizo fortuna: “From Billions to Trillions” (en inglés, un billion equivale a 1.000 millones; un trillion, a un billón).

    En realidad, es difícil saber con precisión cuántos recursos serán necesarios para hacer realidad la Agenda 2030. Cualquier estimación al respecto se enfrenta a dos tipos de problemas complementarios. En primer lugar, se conoce poco acerca de las relaciones causales que rigen el vínculo entre los recursos canalizados y los logros efectivos en materia de desarrollo. En segundo lugar, existe una red de externalidades, de relaciones indirectas entre los objetivos y las metas propuestas que complica la estimación, porque hace que los logros en un ámbito dependan de lo conseguido en otros. En consecuencia, las estimaciones son difíciles y los resultados que ofrecen los ejercicios al respecto deben tomarse como aproximaciones.

    Se podría indagar en las cifras tentativas, acudiendo para ello a tres estimaciones que han tenido eco internacional. En primer lugar, la realizada en 2013 por los investigadores Romilly Greenhill y Ahmed Ali, que estimó las necesidades financieras de la Agenda 2030 entre 586.000 millones y algo más de un billón de dólares. Por su parte, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) elevó en 2014 esas magnitudes a una cifra que media entre 1,9 y 3,1 billones de dólares, con una horquilla muy dilatada. Y, finalmente, la estimación de la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible (SDSN) evaluó en 2015 las necesidades financieras de la agenda entre 1,3 y 1,4 billones de dólares. Las cifras difieren, pero todas ellas apuntan a magnitudes difíciles de alcanzar si no es con un esfuerzo mayúsculo que convoque recursos de muy diverso origen: público y privado, nacional e internacional.

    Repertorio de fuentes disponibles Con frecuencia, la delimitación de propósitos de desarrollo se vincula con la financiación oficial internacional, particularmente la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Ese proceder es, sin embargo, inadecuado cuando se refiere a la Agenda 2030, por un doble motivo. En primer lugar, porque existe una notable desproporción de las magnitudes respectivas: como se ha mencionado, hacer efectiva la Agenda 2030 supone movilizar entre uno y cuatro billones de dólares, pero la ayuda internacional apenas supera los 140.000 millones de dólares. En segundo lugar, porque la Agenda compromete metas en el ámbito propio de cada país, que necesariamente deben ser financiadas, en todo o en parte, mediante recursos domésticos. En suma, la nueva Agenda obliga a tener un mapa más completo de las posibilidades de financiación del desarrollo. En esa dirección apunta la Agenda de Acción de Addis Abeba, aprobada en la III Conferencia Internacional de Financiación para el Desarrollo, celebrada en julio de 2015, en la que se consideró la necesidad de apelar a un amplio repertorio de mecanismos de apoyo y fuentes de financiación, incluidos los recursos mixtos.


Fundación Dialnet

Dialnet Plus

  • Más información sobre Dialnet Plus