El viaje de la política de los intereses a la política de las identidades no se puede entender del todo sin atender a la idea fundamental sobre la cual se basa la nueva política. Es decir, la asunción de que la política no puede dar solución a los problemas económicos puesto que estos se sitúan en una esfera inalcanzable para los actores políticos actuales (incluso para los más poderosos). La gran victoria del neoliberalismo ha sido la completa autonomía de la esfera económica respecto de la política (el famoso "there is no alternative") que aún hoy, más de diez años después del comienzo de la crisis económica global, sigue siendo un principio pretendidamente inamovible de nuestro mundo contemporáneo. Esto, unido al triunfo de la idea de la importancia del individuo autónomo por encima del "ser social", que se impone con el neoliberalismo, conforma una realidad sobre la que asienta el debate político.
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