Desde los años sesenta la presencia del teatro de Calderón de la Barca en los escenarios españoles fue mínima, casi anecdótica comparada con los datos del Primer Franquismo. Por eso sorprende que en 1981, coincidiendo con la celebración del tricentenario de la muerte del dramaturgo, pudieran verse en España más de dos docenas de espectáculos basados en sus obras, y merece la pena explicar este nuevo posicionamiento del campo del teatro con respecto al repertorio áureo. Este artículo repasa algunos de los montajes más significativos de dicha temporada y trata de extraer conclusiones sobre la rehabilitación escénica del poeta madrileño.
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