Este texto busca discernir fenomenológicamente en las vivencias religiosas el modo en que la subjetividad se constituye teniendo en cuenta los planteos de un nuevo pensamiento luego de la muerte de Dios.
Se comienza describiendo la modernidad y la crisis de las representaciones de Dios como substancia y como sujeto.
Luego se describen dos figuras del cristianismo: Pedro Fabro (1506-1546), jesuita contemplativo en la acción en los inicios de la modernidad; y la religiosidad popular latinoamericana tardo/pos-moderna. Se discierne allí, la irrupción, no sólo de un nuevo pensamiento, sino de las nuevas configuraciones de una época que incluyen una transfiguración del sujeto.
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