Mientras las consecuencias completas de la salida de Gran Bretaña -Brexit- están aún por decidir, ya ha comenzado la discusión sobre la siguiente reforma de la PAC. En las Conclusiones generales de la Conferencia ‘Construyendo la PAC del futuro post 2020’ del pasado mes de marzo el Secretario General de Agricultura y Alimentación recomendaba “la divulgación de todos los beneficios que genera la PAC y la conexión de los consumidores con el resto de la cadena, es una asignatura pendiente que se ha de acometer para que el ciudadano mejore su percepción de la misma, a la vez que se dignifica la imagen de los agricultores y ganaderos”.
Esta conclusión, que no por ser la última era menos importante, puede extenderse al uso de herramientas específicas, como es el caso de los herbicidas, para que las regulaciones del futuro no se sigan ensañando contra estas herramientas de forma tan desproporcionada. La mayoría de agricultores y técnicos tienen claro que el control de malezas es crítico en determinados momentos, por lo que cuando consideran el uso de herbicidas solo suelen preguntarse si están autorizados, el grado de eficacia y la duración del control.
Sin embargo, esta información puede no ser suficiente para la mayoría de ciudadanos y consumidores –cada vez más alejados de la actividad agraria- satisfechos con el verde de los campos y que asocian a los fitosanitarios más con riesgos que con beneficios.
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