En 1908 Gustav Klim terminaba el Beso, una obra que podemos incluir dentro del estilo simbolista y que muestra a una joven pareja abrazándose en un momento de exhuberante intimidad, él vestido con una túnica con rectángulos en blanco y negro colocados sobre una hoja de oro decorada en espirales, ella con un vestido ajustado y con el cabello salpicado de flores, mientras todo lo que les rodease disuelve en un fondo brillante para resaltar este instante de gran intensidad que ha sido interpretado como la representación simbólica del momento en el que Apolo besa a Dafne y la ninfa se convierte en Laurel, tal y como relata Ovidio en su metamorfosis.
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