La planificación militar alemana de preguerra concebía dos tipos de tanques como dotación básica de las futuras divisiones Panzer. El PzKpfw III debía servir como principal arma de combate contra carros enemigos, mientras que el PzKpfw IV apoyaría el avance con su fuego de alto explosivo. Esta distribución de roles funcionó satisfactoriamente hasta la campaña de los Balcanes, pero la invasión de la Unión Soviética lo cambió todo. Ante la tensa sensación de amenaza del Ostfront, la Waffenamt empezó a contemplar el empleo del último cañón anticarro diseñado por la Rheinmetall, el 7,5 cm PaK 44. Esta pieza, pronto rebautizada como PaK 40, con un tubo más largo (L/46) y una velocidad de salida (Vº) del proyectil perforante de 770-990 m/s, casi el doble de dinamismo si lo comparamos con el L/24 original, tenía potencial para rivalizar con los modernos tanques soviéticos.
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