Los dieciocho meses de victorias casi ininterrumpidas habían convertido a Rommel en uno de los comandantes tácticos más brillantes de la Segunda Guerra Mundial. Su conocimiento del campo de batalla y su capacidad para tomar decisiones rápidas contrarrestaron repetidamente la superioridad material de los británicos, pero su perspicacia táctica ocultó sus carencias operacionales. El escalón logístico del ejército del Eje era incapaz de sostener sus operaciones ofensivas. Los puertos, ferrocarriles y carreteras de Libia estaban poco desarrollados y eran insuficientes para cumplir con las necesidades logísticas de las fuerzas italo-germanas. Un estudio de estas infraestructuras elaborado en 1940 por el Estado Mayor General alemán ya había estimado que Libia carecía de capacidad portuaria para mantener más de cuatro divisiones móviles y una división aérea.
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