De la gran cantidad de objetos llegados a Italia a lo largo del siglo XVI quedan solamente las dos mitras de Florencia y Milán, pero muchos otros se legaron en los siglos sucesivos, así que hoy se pueden apreciar en la península más de una veintena de ejemplares. Sus grandes cualidades técnicas y estéticas siguen atestiguando el sutil ingenio de los amantecas novohispanos.
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