El Cálculo nació en dos versiones esencialmente distintas: la de Newton y la de Leibniz. La versión leibniziana, basada en la idea de infinitésimo, fue dominante hasta la primera mitad del siglo diecinueve, pero fue desplazada en la segunda por la de linaje newtoniano, basada en la noción de límite, gracias a su formulación rigurosa a manos de Weierstrass. No existen textos modernos que presenten el cálculo a la Leibniz (no se hace referencia aquí al Análisis No-Estándar de Robinson). El presente artículo pretende, mediante un par de ejemplos, mostrar dos cosas: (a) El cálculo de Leibniz es conceptualmente más simple que el basado en la noción de límite y (b) Facilita el arribo inmediato a las aplicaciones del Cálculo, lo que sale al paso de la resistencia que genera, en el que aprende, un conocimiento en apariencia inútil.
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