La presencia del aire y su influencia en la producción de las hojas de papel, ya sea ésta de forma manual o semi-mecanizada, es de una gran importancia. Puede condicionar la ubicación o localización concreta del molino y su orientación, contribuye de forma evidente a la configuración del edificio, originando una tipología constructiva propia y, singularmente, de las condiciones del aire y su conveniente aplicación dependerá, en buena medida, la correcta culminación del proceso productivo. La ventilación en la fase de secado del papel, dará a éste características apropiadas: grado de humedad, resistencia, fijación de la cola… otorgando a la hoja la calidad adecuada para su posterior función como receptora de imágenes y texto. Este proceso se realiza en los pisos superiores del molino papelero que, para ello, disponen de un conjunto abundante de ventanas. Su función es facilitar, orientar y regular la circulación del aire, según una variable posición: cerradas, abiertas total o parcialmente… En este cometido, la ventana actúa como una verdadera herramienta papelera.
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