Los periodistas que investigan sobre la corrupción de los poderosos encarnan el contrapoder. Estos investigadores hacen que dimitan ministros, que tiemblen asesores, que caigan patronos –en menos ocasiones–. Sin embargo, los adalides de la transparencia siempre mantienen una zona de sombra: el público no sabe nada sobre cómo trabajan, a qué se enfrentan, qué les motiva. Pierre Péan, quien fuera una destacada figura de este medio, deja al descubierto sus secretos.
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