En muchos países, Jeffrey Epstein llevaría entre rejas desde 2007, cuando salió a la luz su implicación en una red de tráfico de menores. Pero no en Estados Unidos. Tras pasar por acuerdos y connivencias, el hombre de negocios neoyorquino no ha recibido más que una condena irrisoria. Su caso revela las deficiencias de una Justicia penal estadounidense a menudo proclive a la clemencia para con los poderosos.
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