Si desgraciadamente, la labor destructora ha sido una constante a lo largo de la historia granadina, podemos decir que la ciudad mantiene su carácter hasta el siglo XVIII, en el que se alteró casi por completo su estructura de "ciudad cerrada" por el de "ciudad abierta" al procederse a derribar sus murallas y puertas exteriores, con el único fin de unir la ciudad vieja con la surgida extramuros.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados