Virginia Woolf dijo de Sara Coleridge que fue una "obra maestra inacabada". Quiso dedicar su vida a la Literatura, pero las circunstancias sociales en una Inglaterra Victoriana no se lo pusieron fácil. Vivió a la sombra de la estrella literaria de su padre, Samuel Taylor Coleridge, fundador junto a William Wordsworth del Romanticismo en Inglaterra, y cuya obra ella se encargó de recuperar. El láudano se convirtió en la triste compañía de una mujer que podría haber sido una gran escritora.
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