La familia Krupp, con unos orígenes humildes, llegó a constituir desde su base en Essen (Alemania) uno de los consorcios empresariales más poderosos y exitosos de Europa. Al socaire de la Segunda Revolución Industrial, la producción de acero y su transformación en cañones de artillería alcanzaron cotas inimaginables. El éxito industrial de Krupp hizo que otros países se fijaran en sus realizaciones. En España, la Fábrica de Artillería de Sevilla estableció diversos contratos y pedidos con la empresa alemana para abastecerse de los mejores cañones fabricados en Europa.
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