Después de la desintegración de la URSS, Rusia se ha convertido -en el espacio postsoviético-, en una especie de centro de atracción para los migrantes laborales. Las mínimas barreras restrictivas proporcionan estabilidad a los flujos migratorios laborales a la Federación Rusa.
En este artículo se muestra que las principales regiones y países expulsores de migrantes laborales hacia Rusia son los Estados de Asia Central -Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán-, a los que en los últimos dos años se sumó Ucrania. A pesar de las grandes dimensiones de la migración, Rusia no atraviesa, a diferencia de Europa, por una crisis migratoria. En gran medida ello se debe a que la Federación Rusa como un Estado plurinacional y como sucesora de la URSS tiene la experiencia histórica de aplicar los principios de la concordia entre naciones.
También se examina el modelo ruso de adaptación sociocultural de los migrantes laborales como un elemento importante de la política estatal de migración de la Federación Rusa, se muestra el papel de las instituciones de la sociedad civil en el proceso de adaptación de los migrantes y se llega a la conclusión de que en la sociedad rusa se ha creado una nueva herramienta, que puede ser útil para la situación contemporánea de la crisis migratoria en Europa.
After the collapse of the USSR, Russia has become a unique center of attraction for migrant workers in the post-Soviet space. Minimum restrictive barriers provide a stable migration waves of labor migration to Russia from these countries.
The article shows that the main donors of labor resources are Central Asian states- Kyrgyzstan, Tajikistan and Uzbekistan, and Ukraine in the last two years. The author notes that, despite the massive migration, there is not the migration crisis in Russia, as in Europe. This is largely due to the fact that Russia is a multinational state, and as the successor of the USSR has the historical experience of the implementation of the principles of inter-ethnic harmony.
It deals also with the Russian model of social and cultural adaptation of migrant workers as an important element of the state migration policy of Russia, shows the role of civil society institutions in the process of adaptation of migrants. Author concludes that a completely new tool was created in the Russian society, and this experience may be relevant in current migration crisis in Europe.
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