Se objeta que el discurso oficial venezolano hable de salvar a la humanidad transformando el modelo económico, y no obstante, obviando el hecho de que la energía nuclear es el mayor riesgo para la supervivencia y la integridad biológica de nuestra especie, proponga construir un reactor en Guayana. Y que, ignorando la irracionalidad y belicosidad propia de los integrismos judeocristiano-musulmanes,1 defienda acríticamente el programa nuclear y la revolución iraníes. Finalmente, se consideran dos tipos de religiosidad: uno que prolongaría la vida de la humanidad, produciendo una era de comunión y plenitud, y otro que aceleraría nuestra autodestrucción
The official Venezuelan discourse proposes saving humankind by transforming the economic model, and yet, overlooking the fact that nuclear energy is the greatest risk for the survival and biological integrity of our species, proposes building a reactor in Venezuelan Guayana. Ignoring the irrationality and bellicosity proper of Judeo-Christian-Muslim Fundamentalism, it defends the Iranian nuclear project and the Islamic Revolution. Two types of religiosity are here contrasted: one that would extend humankind’s lifetime, producing an era of communion and plenitude, and another that would accelerate our self-destruction
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