Hace doscientos años, Joseph Fourier enunció una relación entre el flujo de calor en el seno de un material y el gradiente de temperatura al que está sometido. Dicha ley es válida en la mayor parte de los materiales a escalas macroscópicas. Sin embargo, a distancias nanométricas sufre importantes desviaciones. El estudio de la propagación del calor a distancias cortas ha de tener en cuenta la física de los fonones, los cuantos de vibración de un material. Tales modificaciones tienen importantes consecuencias para numerosas aplicaciones, desde la microelectrónica hasta el diseño de materiales nanoestructurados.
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