En este artículo se analiza el acoso sexual hacia las chicas jóvenes en los espacios de ocio nocturno. El objetivo se ha centrado en conocer los posibles riesgos, así como las vivencias y percepciones en torno a la violencia de género, específicamente el acoso sexual, que tienen lugar en los espacios de ocio nocturno, analizando a su vez las estrategias y posibilidades de cambio. La metodología es cualitativa, con 24 entrevistas en profundidad, a personas entre 16 y 22 años. Los resultados muestran un discurso de espejismo de la igualdad en el ocio nocturno: ellos pueden tener una sexualidad explícita, ellas deben respetar normas no escritas sobre el uso del espacio público, horarios y lugares. Ellos normalizan el acoso como un elemento más de la fiesta. Se desarrollan estrategias grupales diferenciadas tanto de intimidación como de defensa. Las chicas identifican "puntos negros" o peligrosos. Concluimos que las chicas tienen miedo de ser agredidas sexualmente, y que los varones utilizan el acoso sexual como ejercicio de poder, perpetuando un mandato social diferenciado por género en los espacios de ocio nocturnos.
This article analyses the sexual harassment that girls and young women are exposed to in the spaces of nightlife. The objective is focused on learning the possible risks, as well as the experiences and perceptions concerning gender violence, and specifically sexual harassment, which take place in nightlife spaces, while also analysing strategies and possibilities for change. The methodology used is qualitative, with 24 in-depth interviews with people between the ages of 16 and 22. The results show a discourse of illusory equality in nightlife spaces: boys/young men can have an explicit sexuality, whereas girls/women must respect some unwritten rules on the use of public space, times and places. Boys/men normalize harassment as one more aspect of nightlife. Differentiated group strategies are developed, both of intimidation and defence. Girls/women identify dangers or "black spots". We conclude that girls/women are afraid of being sexually assaulted, and that males use sexual harassment as an exercise of power, perpetuating a gender-differentiated social mandate in spaces of nightlife.
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