La mayoría de los fármacos causan efectos secundarios indeseados. Ello se debe a que actúan, además de sobre la diana terapéutica, en otros lugares donde no deberían. Los fotofármacos permiten solventar este problema, ya que pueden activarse y desactivarse, mediante luz, con un gran control del lugar de acción y solo durante el tiempo deseado. Varios grupos de investigación en todo el mundo están desarrollando esta nueva generación de fármacos altamente específicos, que están abriendo nuevas vías para el tratamiento de la ceguera, el dolor, el cáncer y el párkinson.
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