Zaragoza, España
La fructífera década de los cincuenta, prolijamente estudiada, esconde no obstante inesperadas coincidencias como la confluencia de un escultor decididamente experimental y un arquitecto con un perfil más posibilista. Las circunstancias del encuentro y la revelación de esta obra conjunta, solo puntualmente tratada en la historiografía correspondiente, se desgranan como un acontecimiento que contribuye a verificar, una vez más, las variadas almas de la modernidad española, tan fecunda precisamente por su mestizaje fortalecido por la dificultad de cualquier encasillamiento. En este caso se concluye que la pieza de Oteiza, fruto de sus investigaciones sobre las implicaciones espaciales del muro, se yuxtapone al edificio de Garrigues no llegando a alcanzar un diálogo real con la arquitectura del Instituto de una incipiente modernidad.
The fruitful decade of the nineteen-fifties, although a widely studied period, harbours unexpected eventualities, such as the confluence of a resolutely experimental sculptor and an architect of a more possibilistic nature. The circumstances surrounding the encounter and revelation of this joint work, very rarely mentioned in the corresponding literature, can be seen as an event that contributes to verifying, once again, the multi-faceted soul of the modern movement in Spain, whose fruitfulness was a result of its inherent hybridity, strengthened by the challenge of creating any classification. In this case, it is concluded that Oteiza’s piece, the result of his investigation into the spatial implications of the wall, is juxtaposed against the building by Garrigues without achieving a real dialogue with the incipient modernism in the architecture of the institute.
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