El arte mueble religioso esta presidido durante el neolítico precerámico del próximo oriente por la figura humana; aunque hay algunas otras manifestaciones plásticas, esa omnipresencia de la imagen del hombre, incluso en esculturas de bulto, no denota un culto a la fertilidad sino tal vez el profundo conflicto entre la brevedad de la vida y la aspiración de permanencia del hombre en su nuevo protagonismo en relación con la fuente de sustento. (a.)
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