En los comienzos del Medievo, el arrianismo de los pueblos bárbaros fue la fides germánica enfrentada a la fides romana (ortodoxia nicena) religión oficial de la población mediterránea. El pelagianismo, el donatismo y el priscilianismo tuvieron, a su vez especial arraigo en ciertas regiones: Britania, el Norte de Africa y Galicia. El adopcionismo (ca. 800) será un síntoma hispano. En los siglos centrales del Medievo frente a la reforma y el uniformismo papales, se situarán: ciertas liturgias locales (la mozárabe fue tachada de superstitio toletana), corrientes reformistas radicales muy fuertes en el medio urbano (Milán será la fovea hereticorum) y, sobre todo, el catarismo, herejía y también seña de identidad cultural del Languedoc. Algunas profesiones sufrieron también la sospecha de herejía: molineros, tejedores, etc Los siglos XIV y XV son época de herejías con fuertes ¡mplicaciones nacionales: el wiclifismo inglés y el husismo centroeuropeo, la precipue legitima Bohemice gentis fides en opinión de sus seguidores. Posible legado del nacionalismo de las herejías sería el luteranismo, reacción frente a las gravamina nationis Germanicae promovidas por el gobierno pontificio.
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