El artículo recurre a la metáfora del asedio para aludir al efecto combinado y persistente de procesos que menoscaban la vida y el bienestar de la niñez en el Salvador. Este conjunto de procesos se identifican como procesos de caducidad al forzar la interrupción de la funcionalidad existencial de la niñez. Se identifica y ofrecen indicadores de al menos tres formas de caducidad: aniquilación, expulsión y explotación. La identificación de estos procesos sugiere que la política que realmente se aplica en condiciones así responde, simultáneamente, a una biopolítica y a una tanatopolítica. Se concluye con reflexiones que, considerando condiciones adversas de vida bastante inamovibles como las que experimentan miles de niños y niñas en El Salvador, conminan a considerar la anomalía como fuente de conocimiento y lo supuestamente provisional como permanente.
O artigo utiliza a metáfora da ameaça para aludir ao efeito combinado e persistente de processos que minam a vida e o bem-estar da infância em El Salvador. Esse conjunto de processos se identifica como processos de caducidade ao forçar a interrupção da funcionalidade existencial da infância. Identificam-se e oferecem-se indicadores de pelo menos três formas de caducidade: aniquilação, expulsão e exploração. A identificação destes processos sugere que a política que realmente se aplica nessas condições responde, simultaneamente, a uma biopolítica e a uma tanatopolítica. Conclui-se com reflexões que, considerando condições adversas de vida bastante inamovíveis como as que experimentam milhares de crianças em El Salvador, exigem considerar a anomalia como fonte de conhecimento e o supostamente provisório como permanente.
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