El artículo analiza la cibervictimización. En primer lugar, se define el fenómeno, se aporta información de su prevalencia (cibervictimización severa promedio 5%), se identifican variables que pueden predecir cibervictimización (rasgos de personalidad, antecedentes victimización cara-a-cara, uso inadecuado de Internet...), y las graves consecuencias de sufrir cibervictimización. Sufrir cyberbullying puede conducir al suicidio y a la violencia juvenil, pero incluso cuando no conlleva estos dramáticos efectos puede tener graves consecuencias (ansiedad, depresión, estrés postraumático, disminución del rendimiento académico, trastornos del sueño, somatizaciones, trastornos en la conducta alimentaria, ingesta de alcohol y drogas...). A la luz del considerable porcentaje de cibervíctimas y de las graves consecuencias de la victimización, se evidencia la necesidad de identificar a aquellos que sufren esta violencia, para posteriormente poner medidas de prevención-intervención pertinentes. En segundo lugar, se describen tres estrategias para identificar a las víctimas: observar la conducta en la escuela y la familia, solicitar información sociométrica a los compañeros-as de clase, y aplicar autoinformes. Finalmente, se discute sobre la prevención y la intervención para erradicar estas luctuosas situaciones, planteando acciones desde la sociedad, los centros educativos, la familia y también del ámbito clínico cuando la victimización ha generado daños emocionales de consideración.
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