Los Franciscanos empezaron a ocupar una posición relevante en las misiones católicas en Sudamérica después de la expulsión de los Jesuitas en 1767. El Colegio franciscano de Santa Rosa de Ocopa, situado en el departamento de Junín (en el centro del Perú), extendió su influencia hacia la Amazonía peruana, explorando territorios desconocidos hasta entonces. Para reforzar su presencia y dominio en estos nuevos territorios, los franciscanos se valieron de la cartografía. Dibujaron los primeros mapas correctos de esta zona (de más de 500.000km2) y fueron los primeros en dibujar los cursos de los principales ríos. Estos mapas sirvieron no sólo para fijar las conquistas misionales sino también para fijar la posesión de los nuevos territorios como parte de la Corona española. Algunos de ellos se acompañan de representaciones de los indígenas que contribuyeron a fijar un determinad estereotipo de ellos entre los europeos.
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