La comensalidad enseñada y practicada por Jesús en los evangelios muestra que el Reino de Dios que anuncia y realiza es una realidad abierta a todos, especialmente a los pobres y a los pecadores, víctimas de la exclusión. El principio de inclusividad y la perspectiva desde las victimas sobre las que se fundamenta, deben seguir inspirando el compromiso cristiano por la transformación social Para que ello sea posible hay que actualizar la tradición evangélica a la luz de la cultura y de los problemas contemporáneos; y colaborar con quienes, desde diferentes postulados y tradiciones, se comprometen por la construcción de un mundo más inclusivo.
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