En el presente artículo pretendemos destacar cómo el hecho confesional no supuso, en realidad, la causa profunda de la guerra si no que, al contrario, fue el instrumento perfecto para proporcionar coberturas ideológicas y aglutinar voluntades en un mundo imbuido de un fuerte sentimiento religioso. En este sentido se recogen ejemplos precisos que debilitan la visión confesional de la guerra y se propone al final una explicación del porqué dicha interpretación ha tenido y tiene tanto predicamento en diferentes historiografías.
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