Arrondissement d’Avignon, Francia
En El amor médico (de entre 1619-1626), Tirso lleva a la escena a una de las figuras literarias más vilipendiadas por los escritores del Siglo de Oro español: el médico y/o falso médico, es decir, la persona graduada o no en medicina, a la vez que retrata las transgresiones, e irregularidades a los principios de la ética médica. Si bien se inscribe dentro de una larga tradición literaria de estirpe oral y folclórica, remontándose ya a Menandro, al configurar a la figura literaria del médico, paradigma de ignorancia, de pedandería lingüística y de estulticia, «con distanciamiento humorístico», no carece, sin embargo, de cierta originalidad creadora y de libertad artística. En las páginas que siguen, pretendo aportar mi modesta contribución, focalizándome en algunos aspectos tales como los juegos de corporeidad y descorporeidad, o aún los entretenidos espectáculos especulares en torno al cuerpo fantaseado que, a mi juicio, tienden a singularizar el tratamiento tirsiano de la materia médica y de sus profesionales, traspasando así las fronteras del lugar común.
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