Cuando se piensa en el actuar de la Administración Pública la referencia más inmediata que acude es la relacionada el poder de una persona cuyas decisiones emergen con la presunción de validez que determina, en el destinatario del acto, la obligatoriedad de su cumplimiento, previo, incluso, a cualquier reclamación. De tal manera se alza la Administración Pública como un sujeto tan intenso que no precisa demostrar que suxs declaraciones de voluntad, deseo, conocimiento o juicio (usando los términos con que describiera ZANNOBINI al acto administrativo) son menos que obligatorias. Por supuesto, la percepción del ejercicio de potestad que subyace en su nacimiento, contribuye a esta concepción; así como otros muchos elementos heredados de aquella Administración decimonónica y omnímoda.
When one thinks of the action of the Public Administration, the most immediate reference that comes to mind is that related to the power of a person whose decisions emerge with the presumption of validity that determines, in the addressee of the act, the obligatory nature of its fulfillment, even prior to any claim. In such a way the Public Administration rises as a subject so intense that it does not need to demonstrate that suxs declarations of will, desire, knowledge or judgment (using the terms with which ZANNOBINI described the administrative act) are less than obligatory. Of course, the perception of the exercise of power that underlies his birth contributes to this conception; as well as many other elements inherited from that nineteenth-century and omnimodal Administration.
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