El presente trabajo intenta poner de relieve una confusión en torno al concepto de tolerancia, frecuentemente entendida como respeto a las opiniones y las prácticas de los demás cuando difieren de las nuestras. Se sugiere que el auténtico sentido de la tolerancia estriba en la aceptación del mal menor, y no precisamente como "mal" sino en calidad de "menor". Esto no debe confundirse con el respeto, actitud que tiene como objetivo algo considerado como bueno en sí: el ser humano, no tanto sus opiniones o conductas. Dicha confusión es muy negativa de cara a la promoción de una cultura del diálogo, tan necesaria hoy para encarar los problemas que plantea la convivencia multicultural.
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