Madrid, España
El Mediterráneo fue un eje determinante de la política exterior española desde comienzos del siglo XX, sin embargo, su vertiente mediterránea fue básicamente una política marroquí, con todos los componentes internacionales, coloniales y de seguridad. No sería hasta el tramo final del siglo –precisamente tras la normalización de la posición internacional de España desde sus anclajes atlánticos y europeos, entre 1982 y 1988, cuando realmente emergería una auténtica política mediterránea –el “giro mediterráneo” propiamente dicho. España ejerció como puente y como cabeza de puente desde su proyección hacia su frontera meridional, entonces también frontera geopolítica europea y atlántica. Asimismo, modelaría una política mediterránea con personalidad propia que cristalizó en el Proceso de Barcelona, y emprendió una ambiciosa rearticulación de la escala y las estrategias en sus relaciones con el Magreb.
The Mediterranean has been an essential axis for Spain´s foreign policy from the beginning of the 20th Century. However, Spanish Mediterranean policy was in fact predominantly Moroccan, with important international, colonial and security components. It was only at the end of the 20th century that an authentic Mediterranean Policy –the “Mediterranean turn” proper– emerged. This happened as a result of the standardization of Spain’s international role, with both Atlantic and European anchorage between 1982 and 1986. Spain would then play an important role as bridge and bridgehead thanks to her Southern borders, then also European and Atlantic borders. Likewise, Spain was bound to shape a self-defined Mediterranean policy which crystallised in the so-called Barcelona Process and opened the way to an ambitious revision of the scale and the strategies in her relationship with the Maghreb.
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