¿Cómo conectar, enlazar y articular lo carismático con la misión de la Iglesia local en las parroquias? El desafío es apasionante. El presente estudio pretende dar unas claves de respuesta: que los religiosos sean capaces de crear comunidades vivas desarrollando la espiritualidad de la comunión para ofrecer la presencia mística del Señor resucitado. Confiar una parroquia a una congregación religiosa es una vocación para vivir y desarrollar más plenamente la sinodalidad, la dimensión comunitaria. La integración de los carismas en la Iglesia local produce, que las mismos carismas se abran a las otras vocaciones sacerdotales, laicales, de casados, apareciendo la idea de la familia carismática. Los laicos de las parroquias confiadas a religiosos se sienten plenamente felices, identificados y sumergidos en el carisma propio, no para encerrarse en sí mismos, sino para enriquecer a la Iglesia y al mundo con dones del espíritu para el hombre de hoy.
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