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Resumen de Experiencias en dos plantas potabilizadoras de cuantificación del riesgo microbiológico por cryptosporidium

V. Javier Macián Cervera, José Javier Rodríguez Subiza

  • En las últimas dos décadas se ha desarrollado un interés especial en el sector de la potabilización del agua, relativo a la cuantificación de la seguridad de la calidad del agua suministrada y en esa línea se espera precisamente que cambien las próximas legislaciones nacionales por recomendaciones de la WHO, con los llamados Planes de Seguridad del Agua. En líneas generales, la microbiología presente en el agua se diferencia en la no-resistente a desinfectantes químicos y la que sí lo es. La que presenta más riesgo a los sistemas, es precisamente la del segundo grupo, debido a que las legislaciones obligan a unas concentraciones de cloro libre residual en red, mantendrán inactiva la microbiología no-resistente, sin embargo la resistente no se verá afectada. En este caso la única estrategia viable para su eliminación es el tratamiento convencional multi-barrera que ofrecen las plantas potabilizadoras. Por otra parte, ocurre que las metodologías de análisis no revelan con exactitud la realidad presente en el agua, están en continuo desarrollo. Téngase en cuenta que la toma de muestras para su análisis es un proceso aislado y discreto y con ciertas frecuencias, mientras que la potabilización es un proceso de flujo normalmente continuo. Con todo ello, es desde el año 1993, cuando cambia drásticamente el panorama en el sector. Ello se debe a un brote epidemiológico que sucedió en Milwaukee, en abril de 1993, enfermando a más de cuatrocientas mil personas, con casi un centenar de fallecidos y paralizando completamente la ciudad. De toda la potencial microbiología presente en el agua, aquella que se considerada de mayor amenaza sobre la calidad del agua de los abastecimientos que se alimentan de agua superficial, es un protozoo considerado por la WHO como el patógeno emergente de más peligrosidad, llamado genéricamente cryptosporidium, que fue el que ocasionó el brote de Milwaukee de 1993. Han pasado más de veinte años de este episodio, y en España, a nivel general en Europa y en la mayor parte de países del mundo, no hay regulación explícita para este protozoo, para su control y tratamiento a pesar de ser consciente de su existencia y que, como se presenta, existe una gran distancia entre las regulaciones de los países anglosajones y el resto de países. Se exponen dos casos de, uso de indicadores de proceso y cálculo en tiempo real aplicado a un sistema SCADA, que permiten cuantificar el riesgo por cryptosporidium, partiendo de parámetros indirectos del propio tratamiento, con esto, el operador de planta y el personal técnico pueden tener información sobre si las maniobras de producción incrementan o no el riesgo microbiológico desde el punto de vista de la seguridad del agua producto. Las aproximaciones expuestas pretenden ayudar a orientar el tratamiento con el claro objetivo de maximizar la seguridad microbiológica del agua producida en cada momento.


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