Libertad, participación, capacidad de decidir y de discrepar con la autoridad, solidaridad o trabajo en equipo son algunos de los elementos clave que se ensalzan en la empresa sin jerarquías. Dadas las diferencias entre los procesos y condiciones que se dan en este tipo de compañías y los de aquellas que optan por un liderazgo vertical –o más tradicional–, resulta necesario un nuevo estilo de dirección, más humano y flexible, y un nuevo tipo de trabajador, más “promiscuo” (las personas dejan de ser empleadas y se convierten en socias, emprendedoras o colaboradoras). Aquí, el trabajo por proyectos está a la orden del día, con sus implicaciones en lo referente al control, éxito, compromiso, perfil de los trabajadores y gestión de la rivalidad y del malestar
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