El objetivo del presente trabajo es destacar la importancia que tiene la habilidad de escuchar, convirtiéndose en una escucha activa y profunda para ser usada en el proceso de enseñanza aprendizaje. La escucha activa es prestar cuidado al lenguaje verbal y no verbal, sin descuidar las emociones que la otra persona transmite de esta manera podemos captar e interpretar el mensaje que estamos recibiendo. Llevado este proceso al sistema educativo, nos servirá de mucha ayuda, dependiendo del grupo y la edad de nuestros estudiantes podemos darnos cuenta que generalmente los chicos hablan hasta cansarse, entonces tenemos que poner atención en cómo hablan, en la postura corporal que adoptan, en las emociones que demuestran, en el énfasis a las palabras y el tono de voz que le ponen, etc. Fijándonos en esto los docentes estamos en capacidad de preguntar de manera adecuada para conocer cuáles serían las limitaciones o ventajas que tienen los estudiantes al adquirir un aprendizaje. No debemos descuidar la zona de confort que se crea al relacionar la inteligencia emocional con la comunicación que se establece entre docente y estudiante, tenemos que ser muy empáticos para conseguir un clima apropiado para el aprendizaje.
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