Los veinte años (510-490 a. C.) que median entre la expulsión del último tirano de Atenas, Hipias, y la batalla de Maratón, constituyen uno de los periodos más trascendentales de la historia de Atenas y, a la postre, de toda Grecia. La salida de un régimen tiránico no siempre era fácil y menos en una ciudad como Atenas en la que no fue el resultado de una revuelta interna, sino que fue propiciada desde el exterior, gracias a la intervención del rey Cleómenes I de Esparta. Por supuesto que había opositores internos pero su fuerza no era suficiente por lo que, al final, tuvieron que recurrir a la ayuda extranjera, esto es, al Gran Rey persa.
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