Resumen de La necropsia de un corzo muerto aporta las primeras pruebas de una introducción ilegal de corzos en la sierra de Cádiz
Luis Flores, Pablo Rodríguez, Cristina Pérez, Cristina Jose San Huguenot, Antonio Dorado, Iñigo Sánchez, Marco Antonio Tena
En diciembre de 2006 se practicó una necropsia en la Estación de Referencia del Corzo Andaluz (Consejería de Medio Ambiente-Junta de Andalucía, Alcalá de Los Gazules, Cádiz) a una corza encontrada muerta en el término municipal de Los Barrios. Se trataba de un ejemplar de gran tamaño, por encima de la media propia de los corzos de Cádiz, con “doble babero” blanco en el cuello, característico de los corzos del norte y que suele estar ausente en los gaditanos. En el examen interno se hallaron hematomas, hemorragias en pulmón, así como lesiones propias de una miopatía (proceso de degeneración muscular), que indicaban que se trataba de un animal que fue sometido a un proceso de estrés previo a su muerte, que podría ser debido a que anteriormente a ésta hubiese sido transportado.
El estudio parasitario del animal desveló numerosas garrapatas, malófagos de la especie Damalynia meyeri (primera cita en la península Ibérica), una masiva infestación por sarna, larvas de Hypoderma, y numerosos quistes de Sarcocystis. Todos estos procesos parasitarios y el grado en que estaban presentes constituyen así mismo indicios de que el corzo podía ser introducido. Además en el estudio microscópico de la superficie del estómago se observaron papilas poco desarrolladas, algo frecuente en animales que han sido sometidos a dietas pobres en fibras debido a la cautividad o alimentación poco consistente.
Todos estos indicios hacían pensar que el animal podía proceder de una población no autóctona, lo que se vio confirmado con el análisis genético, el cual reveló que se trataba efectivamente de un ejemplar de corzo introducido, no originario de Cádiz sino del norte de España.
