La recuperación para la memoria de los datos de nuestra vida constituye material de primera magnitud en la construcción de nuestra identidad. Posibilitan la respuesta a la pregunta "¿quién soy yo?". La psicología ha subrayado alternativamente, como elementos básicos de este material, las experiencias traumáticas reprimidas padecidas en los primeros años, o bien las experiencias positivas y dones benévolos recibidos, desembocando así en concepciones del hombre exageradamente pesimistas o ingenuamente optimistas. Urge elaborar una memoria, sea personal o colectiva (la llamada generalmente memoria histórica) madura y abarcadora de datos plurales que, necesariamente, darán como resultado una actitud abierta y no dogmática frente a la existencia que puede denominarse, con todo derecho, "sentido del humor trascendental".
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