Los desaparecidos y los campos de concentración de la última dictadura militar, fueron consagrados como las figuras principales excluyendo a otros sectores de afectados. Este artículo se propone analizar el proceso de construcción social de una “jerarquización de las víctimas” desplegado en los años ochenta en la transición a la democracia en Argentina. Para historizar este proceso, este trabajo analiza el papel de actores sociales y de organismos de derechos humanos, especialmente del equipo de Salud Mental del Centro de Estudios Legales y Sociales. Este equipo trabajó en la atención psicológica a los exiliados argentinos que regresaron al país desde 1983. La hipótesis que guía este artículo señala que en el proceso de “jerarquización de las víctimas”, entre 1983 y 1987, existieron prácticas de mistificación, estigmatización y autosilenciamiento por parte de ciertos actores del campo de los afectados que se combinaron con límites conceptuales y analíticos a los que se enfrentaron los trabajadores de la salud mental para comprender los efectos de la violencia estatal.
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