La economía española creció un 1,9% en 2019, en línea con la previsión de octubre. Para 2020 se prevé un crecimiento del 1,5%, por el debilitamiento de la inversión residencial, del consumo público y de las exportaciones, en un contexto externo marcado por las tensiones comerciales y la caída de los intercambios de productos industriales. Fruto de la leve recuperación global anticipada por los principales organismos internacionales, la desaceleración de la economía española podría tocar fondo durante la segunda parte del año, facilitando un repunte en 2021 y 2022. En estas condiciones, se crearían cerca de 800.000 empleos en el próximo trienio, y la tasa de paro bajaría hasta el 11,1% en 2022. El principal escollo viene del nivel del déficit público, que a falta de concreción de la política económica apenas se reduciría durante el periodo de previsión. Pero el mayor riesgo proviene del exterior, y en especial de las tensiones comerciales que, de intensificarse, podrían lastrar la coyuntura.
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