Turismo no significa necesariamente cultura, por lo tanto no cualquier turismo entra dentro del marco de la política cultural. Si la política cultural aspira a tener condición académica, para distanciarse del terreno de las prácticas aleatorias empíricas, generalistas e inmediatistas y, especialmente, en lo que se refiere al turismo, no ser confundida con los procedimientos genéricos de las políticas económicas u otras, debe constituirse en el rigor de sus objetos y conceptos. Este texto trata sobre algunas condiciones mediante las cuales el turismo puede ser considerado cultura y, por tanto, tema de política cultural. Esta discusión se hace a la luz de los vectores preferenciales de la política cultural contemporánea y considera que la primera estrategia para una política cultural adecuada es la formación del capital humano necesario a la gestión cultural consecuente.
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