La percepción de la temperatura como «agradable» no es para todos igual. Depende de variables como nuestro género, estado de ánimo, condición física, edad, peso o de la etapa vital que estemos atravesando. Está demostrado con base científica que la mayor parte de las mujeres son más frioleras que los hombres. Por este motivo es difícil definir un ambiente térmico que guste a todos.
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