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Wage discrimination by gender in Europe: Is there any regional pattern?

    1. [1] Universidad de Oviedo

      Universidad de Oviedo

      Oviedo, España

  • Localización: Revista del Ministerio de Empleo y Seguridad Social: Revista del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, ISSN 2254-3295, Nº. 141, 2019 (Ejemplar dedicado a: Economía y Sociología), págs. 197-218
  • Idioma: inglés
  • Títulos paralelos:
    • Discriminación salarial por género en Europa: ¿Hay algún patrón regional?
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      Este artículo analiza los determinantes de la brecha salarial de género en Europa. La existencia de una brecha salarial de género ha sido ampliamente confirmada por los datos, a pesar de que casi todos los países han adoptado numerosas regulaciones contra la discriminación desde los años 60-70. Los últimos datos de Eurostat muestran que la brecha salarial de género no ajustada (definida como la diferencia entre los ingresos medios brutos por hora de los hombres y de las mujeres expresada como porcentaje de los ingresos medios brutos de los hombres) fue en promedio del 16,2 % para los 28 países de la UE en 2016. A lo largo del tiempo, un porcentaje significativo de esta brecha salarial de género se ha explicado por la existencia de una menor dotación de capital humano de las mujeres y por el hecho de que ellas solían desempeñar profesiones con menores desventajas (en las que asumían niveles de riesgo más bajos o que contaban con menores requerimientos físicos). Ambos factores contribuyeron a generar una diferencia salarial compensatoria a favor de los hombres. Sin embargo, durante los últimos años las mujeres han mejorado su posición en casi todas las áreas educativas y laborales. Así, es bastante común en la mayoría de los países europeos encontrar más mujeres que hombres en la universidad, las mujeres están más integradas en casi todas las profesiones, y también están cada vez más involucradas en las actividades políticas y en la administración de las empresas.

      Sin embargo, la brecha salarial parece mantenerse.

      El objetivo de esta investigación es proporcionar evidencia adicional a este respecto mediante el uso de información reciente del mercado de trabajo europeo, específicamente, la Encuesta Europea de Condiciones de Trabajo, 2015 (EWCS2015). Con base en esta información, se utilizará el método Oaxaca-Blinder para descomponer la brecha salarial media y calcular el componente discriminatorio de dicha brecha (el que no se explica por factores económicos). Al mismo tiempo, dado que la encuesta cubre casi todo el territorio europeo (tanto países miembros de la UE como no miembros), intentaremos averiguar si existe algún patrón regional relacionado con la intensidad de dicha discriminación.

      La EWCS-2015 ha sido llevada a cabo por la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo. La encuesta proporciona información sobre una gran variedad de características personales, familiares y laborales, de 43.858 personas de 35 países europeos, en su mayoría empleados. Se han eliminado todas las observaciones de individuos que no son asalariados o que no proporcionan ninguna información sobre las variables utilizadas en la estimación. Esto reduce el tamaño de la muestra hasta el punto de no permitir la estimación de ecuaciones salariales individuales de calidad para cada país.

      Por ello, hemos decidido agrupar las observaciones en cuatro grandes bloques geográficos de países con características económicas homogéneas. Los bloques son: Norte, Sur, Este y Europa Central. Esta regionalización de la muestra es necesaria porque, aunque la mayoría de estos países pertenece a la Unión Europea e incluso muchos comparten una moneda común (el euro), todavía difieren notablemente en su evolución histórica, entorno cultural, en el papel que corresponde a las mujeres y el marco de relaciones laborales. Por ejemplo, los países del Sur se caracterizan históricamente por una menor participación de las mujeres en el mercado laboral y han sufrido la reciente crisis financiera con mayor intensidad, lo que ha provocado recientemente unos ajustes salariales mucho más altos que los producidos en el resto de países. Por otro lado, los países del Este poseían economías planificadas hasta los años 90, que contaban con sectores económicos obsoletos y de bajos salarios, y en las que se daba tradicionalmente una mayor participación laboral de la mujer. En lo que respecta a los países del Norte, Escandinavia es quizá el ejemplo de un sistema laboral equilibrado desde una perspectiva de género. Finalmente, el último bloque, denominado Europa Central, constituye el núcleo de la Unión Europea y cuenta con el sector industrial más competitivo.

      Cuando se emplean datos personales correspondientes a países diferentes, con distintos niveles de vida e incluso monedas, resulta esencial procesar la información salarial de la manera más homogénea posible. Por ello, los salarios se han deflactado utilizando un índice del coste de vida estimado por Eurostat, denominado "Niveles de precios comparativos del consumo final de los hogares privados, incluidos los impuestos indirectos", de modo que tales salarios estén expresados en términos de un poder adquisitivo equivalente para todos los países europeos.

      La estimación de un conjunto de ecuaciones salariales por género, y la posterior descomposición de Oaxaca-Blinder que nos permite aislar la diferencia discriminatoria de salarios, nos lleva a obtener algunas conclusiones principales que se enumeran a continuación.

      En primer lugar, los efectos del capital humano (educación y experiencia) sobre los salarios son muy relevantes para ambos sexos y son acordes a lo esperado.

      En este punto, cabe destacar que el impacto de cada nivel de educación sobre los salarios por comparación con la categoría de referencia (poseer estudios primarios) es generalmente un poco mayor en el caso de los hombres.

      En segundo lugar, muchas características del trabajo que reflejan sus ventajas o desventajas no parecen compensarse por medio de una diferencia en el salario monetario, como afirma la teoría de las ventajas netas. Parece que el funcionamiento del mercado laboral europeo no es competitivo en términos generales, existiendo aún barreras muy efectivas a la movilidad y a la transmisión de información. En este sentido, podemos destacar el hecho de que la presencia de sindicatos o comités de empresa contribuye a aumentar significativamente los salarios en casi todos los países.

      En tercer lugar, con independencia de la estructura de coeficientes elegida, la descomposición de Oaxaca-Blinder permite detectar la existencia de diferencias salariales discriminatorias muy significativas por género, pero de diferente magnitud según la región. La mayor diferencia salarial discriminatoria se da en el caso de los países del Este de Europa (16.3 %), seguidos por los países del Sur (13.8 %), Norte (10.8 %) y Europa Central (8.7 %). Además, en los países del Norte, Este y Europa Central, esta diferencia discriminatoria es incluso mayor que la brecha salarial promedio estimada. La razón de ello es que muchas de las características productivas de las mujeres son actualmente "mejores" que las de los hombres, por lo que esta diferencia de características favorable a las mujeres contribuye a ampliar la discriminación.

      Finalmente, tras analizar las principales variables que explican el tamaño del coeficiente de discriminación, se observa que la situación familiar (tener hijos y vivir en pareja) es la más recurrente en las cuatro regiones. Es decir, parece que la asunción de mayores obligaciones familiares sigue contribuyendo a dañar el estatus laboral de las mujeres (en términos de nivel de participación en las actividades laborales, posibilidades de promoción profesional y salarios) a pesar de sus avances en el ámbito de la educación y de la segregación ocupacional. Por esta razón, aún es esencial implementar en Europa políticas dirigidas a promover un comportamiento igualitario de ambos géneros dentro del ámbito familiar, tratando de evitar que sean casi siempre las mujeres quienes limiten sus objetivos laborales debido a la existencia de restricciones familiares.

    • English

      This paper analyses wage gap determinants by gender in Europe. The existence of a gender wage gap in Europe has been widely confirmed, in spite of the fact that almost every country has adopted numerous anti-discrimination regulations since the 60s-70s. Latest Eurostat data show that the unadjusted gender wage gap (defined as the difference between average gross hourly earnings of male and female employees as percentage of male gross earnings) was at an average of 16.2 % for the 28 UE countries in 2016. For a long time, a significant percentage of this gender wage gap was explained by the low provision of female human capital and the performing of less disadvantageous jobs (less risky, less physical fitness). Both factors contributed to generate a compensatory wage gap in favour of men. However, during the last years, women have improved in almost all educational and working areas. It is quite common in most European countries to find more women than men at University, women are more integrated in almost all professions, and they are increasingly more involved the politics and firm management. Nevertheless, wage gaps seem to remain.

      This research is meant to provide some extra evidence in this respect by using recent European working information, specifically, the European Working Conditions Survey, 2015 (EWCS-2015). Based on this information, the Oaxaca-Blinder method will be used to decompose the average wage gap and calculate the discriminatory component (the one that is not explained by economic factors) of such gap. At the same time, given that the survey almost covers the whole European territory (both EU members and non-members), we will try to find out if there is any regional pattern related to the intensity of such discrimination.

      The EWCS-2015 has been carried out by the European Foundation for the Improvement of Living and Working Conditions. The survey provides information about a great variety of personal, family and working characteristics of 43,858 people from 35 European countries who are mostly employed. Non-wage earners and those who do not provide any information related to the variables used in estimation have been eliminated, thus reducing the survey to a number of observations that do not allow for estimating individual wage equations for each country successfully. Instead, we have decided to group observations into four major European regions with homogeneous economic characteristics. The regions are:

      North, South, East, and Central Europe. This geographical division of the sample is necessary because although the majority of these countries belong to the European Union and even most of them share a common currency (Euro), they still remarkably differ in terms history, cultural environment, the role of women and the labour relation framework. For example, Southern countries are historically characterized by a lower participation of women in the labour market and have undergone the recent financial crisis more intensively, thus causing much higher wage adjustments than in the rest of countries. On the other hand, the Eastern group, made up of countries which still had a planned economy during the 80s and 90s, are characterized by a traditionally higher participation of women in the labour market and also by counting on obsolete economic sectors and low wages.

      As far as the Northern countries are concerned, Scandinavia is currently the most balanced labour system from a gender perspective. Finally, the last block, named Central Europe, constitutes the core of the European Union and counts on the most competitive industrial sector.

      It turns vital to process wage information as homogeneous as possible, when gathering data of people from different countries, with different living standards or different currencies. So, nominal wages in Euros have been deflated using a cost of living index estimated by Eurostat, named “Comparative price levels of final consumption by private households including indirect taxes”, for wage data to represent an equivalent purchasing power for all European countries.

      Once wage equation estimates by gender have been carried out together with the Oaxaca-Blinder decomposition, the main conclusions reached are as follows.

      First of all, the effects of the human capital (education and experience) on wages are very relevant for both genders and are as expected. At this point, it can be highlighted that the impact of each education level on wages as compared to the reference category (primary studies) is generally slightly higher in case of men.

      Secondly, many job characteristics that reflect their advantages or disadvantages are not compensated by a wage difference, as it is stated in the theory of equalizing differences. It seems that the functioning of the European labour market is not competitive in general terms, and there are still some barriers to mobility and information. In this sense, we may highlight the fact that the presence of trade unions or works councils contributes to significatively increase wages in almost every country.

      In the third case, regardless the chosen coefficient structure, the Oaxaca-Blinder decomposition allows detecting the existence of very significant discriminatory wage differences by gender, while being of different magnitude according to the region. The greatest discriminatory difference is found in the group of Eastern countries (16.3 %), followed by Southern countries (13.8 %), Northern (10.8 %) and Central (8.7 %). Besides, in Northern, Eastern and Central European countries, such discriminatory difference is even higher than the estimated average wage gap. The reason for such is that female productive characteristics are currently “better” than those of men, so that the difference in favour of women in relation to those characteristics contributes to extending discrimination.

      Finally, after analysing the main variables that explain the discrimination coefficient, it is observed that family situation (having children and living with a couple) is the most recurrent one. That is, family obligations continue contributing to damaging women status at companies (in terms of level of involvement in working activities, possibility of promotion and wages) in spite of advances in education and occupational segregation. For this reason, it is still essential to implement European policies to promote an equal behaviour of both genders within the family environment, thus trying to avoid that women are always the ones that limit their labour objectives due to family constrains.


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