La obra Hot Line (2005) del chileno Luis Sepúlveda es un claro ejemplo de cómo la literatura puede convertirse en una plataforma de debate social. En ella, autor y lector dialogan sobre aquellos aspectos que han afectado y/o siguen afectando a las comunidades representadas, valiéndose de un contexto de ficción que facilita la conversación. Estudiar la revisión y alteración de los cánones clásicos de ciertos géneros literarios para proponer una nueva forma de escribir, con compromiso y denuncia social, permite hablar del género neopolicial como paradigma de este proceso. Obras como Hot Line son un buen ejemplo del uso de este tipo de narrativa para plantear un debate sobre las comunidades postdictatoriales del mundo hispanohablante.
Partiendo de estas premisas, la primera parte de este artículo realiza un resumen de la novela, con la intención de situar al lector en el argumento y los personajes principales. A continuación, una vez hecho un rápido recorrido por la trama, se analizarán las principales propuestas que se plantean en este trabajo. Por un lado, y dada la importancia del género literario en el que se inserta el texto de Luis Sepúlveda, se repasará la evolución de la literatura neopolicial y sus cambios respecto a la novela detectivesca clásica. El objetivo es explicar cómo este nuevo género se convierte en el marco narrativo idóneo para articular una denuncia social, así como sus representantes principales en lengua española. Por otro lado, y ya con la atención exclusivamente en Hot Line, se estudiará la manera en la que Sepúlveda explota dicho género literario para articular su doble denuncia social. En primer lugar, se discutirá la marginalización de determinados colectivos de la sociedad chilena, a los que pretende rescatar de la invisibilidad y del silencio mediante su incorporación a la escena principal y protagonista. En segundo lugar, se resaltará la crítica directa a la neutralidad social y la amnesia histórica como estrategia común frente al pasado traumático.
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